Mito 1: la
acupuntura es dolorosa.
Se suele creer que
la inserción de agujas causa dolor, pero las agujas de acupuntura son muy
finas, por tanto su inserción es prácticamente indolora, se puede sentir su
entrada a través de la piel, pero una vez que se sobrepasa ésta deja de notarse
nada. Y en caso de notarse molestias el acupuntor procedería a la retirada de
las agujas. Una vez la aguja está insertada, busca el punto de acupuntura y se
debe alcanzar el Dei Qi, pero esta sensación suele describirse como una
sensación de corriente eléctrica o pesadez.
Mito 2: no está
recomendada por los médicos.
Se cree que los
médicos no creen en la validez de la acupuntura. Sin embargo, muchos
profesionales e instituciones sanitarias recomiendan la acupuntura para
diversas dolencias. Hay numerosos estudios e investigaciones sobre la
acupuntura. La OMS la ha reconocido como un tratamiento válido para una amplica
gama de enfermedades.
Mito 3: la
acupuntura no es compatible con la medicina convencional.
La realidad es que
son totalmente compatibles, se complementan entre sí. Hay profesionales
sanitarios que promueven una medicina integrativa, proponiendo combinar ambos
tipos de medicina para potenciar el bienestar del paciente.
Mito 4: el uso de
agujas no es seguro.
Existe miedo por
creer que las agujas de acupuntura se reutilizan, por lo cual puedan transmitir
enfermedades como VIH o hepatitis. Esto no es así. Las agujas son estériles, de
acero inoxidable, son selladas individualmente y se desechan cada vez que
concluye un tratamiento (en un depósito para residuos biológicos homologado
para ello).
La acupuntura tiene pocos efectos secundarios. Después de un
tratamiento no suele haber problemas para continuar con el día con normalidad. En
ocasiones puede ser necesario un descanso; a veces puede producirse mareo o
movimientos rápidos de ojos, pero esto se puede deber a una mala técnica,
profundidad o puntos equivocados, etc.
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